jueves, 29 de enero de 2009

I.III Paula

Ya estaba arriba del colectivo cuando me arrepentí de haber aceptado la propuesta de mi madre. O sea, era la primera vez en mi vida que estaba por hacer estas tres cosas: 1. Viajar a Buenos Aires - 2. Conocer a mi primo - y 3. Dormir fuera de mi casa por mas de 7 días. Yo creo que ningún muchacho de (casi) 17 años alcanza ese nivel de madurez absoluto con el cual el temor desaparece. En realidad creo que ninguna persona lo llega a alcanzar. Ninguna persona llega a desprenderse del temor (por mas mínimo que sea) de alejarse de algún lugar. Y ahora que lo pienso, tal vez no se deba a un tema de madurez. Bueno, ya dejé en claro que estaba asustado, y que cualquier estupidez sería valida para ponerme los pelos de punta; y hablo de ¿Y si mi tía no estaba en la terminal como habíamos quedado? ¿Y si en vez de las 9 de la noche, fuera a buscarme a las 9 de la mañana del otro día? ¿Dónde dormiría? ¿Y qué si mi primo me caía como el culo? ¿Y si sus amigas fueran todas feas? ¿Y si me robaban? Buenos Aires es peligroso, me tengo que cuidar permanentemente. ¿Y si me raptan? En los noticieros vi como se manejaban los criminales para obtener dinero fácil ¿Y si mi tía cocinaba mal? ¿Qué haría si me hiciera todos los días arroz blanco? ¿Y si mis tíos se odiaban y mi llegada servía como motivo de separación? ¡Mi familia me odiaría! ¿Y si odiaban a mis padres? ¿Y si me odiaban a mi? ¿Y si yo los odiaba a ellos sin saberlo? Claramente tenía miedo.

Llegué a las 9 de la noche y ahí estaba mi tía Analía, flaca y cuidada como la última vez que la vi. "¡Nico! ¡Mi amor, que grande estás! ¿Se te hizo largo el viaje? Y si, casi un día entero en el colectivo... ¡debes estar cansadisimo! ¿Esos son tus únicos bolsos? Tenemos que apurarnos porque hoy vienen todos a cenar a casa, porque venís a visitarnos ¿viste? Tengo que preparar todo ¿Te gusta la humita? Es mi especialidad, dale vamos. Pasame el bolso negro que lo meto acá..." Tengo que decir que todo eso lo dijo en menos de 7 segundos, mientras me agarraba el cachete derecho como si fuera el nuevo-bebé de la familia (Digo "nuevo bebé" porque siempre que una familia trae un recién nacido a casa, pasa a ser como la nueva atracción del parque de diversiones. Una especie de Trencito del Terror Reload, o Montaña Rusa Doble Tirabuzón) y sin darme espacio para responder alguna de sus tediosas preguntas me agarró del brazo y me metió al auto. Mujer loca.

"Subí, el primer cuarto a la derecha es el de Dani, deja los bolsos ahí y recostate si querés. Yo te despierto cuando el llegue de inglés" Seguí instrucciones al pié de la letra. Soñé que estaba en Mendoza.
Nico, despertate mi cielo (era mas cariñosa que mi madre) El es Daniel, tenía muchas ganas de conocerte. ¡Mamá! ¡Callate! Dijo con la boca entrecerrada, rojo y furioso por la vergüenza que le estaba haciendo pasar. Bueno, los dejo solos, bajen en 20 minutos que ya casi esta la comida y ya llega la tía Bety con las chicas.

Ni pensar en hielos rotos, charla fría:

- Y... ¿es la primera vez que venís a Capital?
- Si
- ¿Y qué te gusta hacer?
- No se, de todo
- Ha... ¿Te gusta el fútbol?
- Si, mas o menos. ¿Esta es tu pieza?
- Si, ahora está así porque la tuve que pintar, pero en realidad está llena de pósters que tengo que volver a colgar
- ¿Pósters de qué?
- De música. O sea, de bandas de música. ¿Qué escuchas vos?
- De todo. Me gustan los Clash y los Ramones. También la música británica como Blur y Oasis. ¿Los conoces?
- Si, me encanta Blur. ¿Conoces The Verbe?
- No, no.
- Tenes que escuchar, seguro conoces una canción que es re conocida, dice así PAM, PAM PAM, PAM PAM PAAAAM, PAM PAM PAAAAM, PAM PAM PAAAAM...
- Si, si, la tengo.
- Bueno, esa es malísima, es como la mas conocida, tenes que escuchar el disco entero.
- También escucho los Guns, y Led Zeppelin y Los Beatles, y los Stones.
- ¡Led Zeppelin es lo mas!
- ¡De una! Yo espero poder tocar la guitarra como Jimmy Page alguna vez.
- ¿Hace mucho que tocas la guitarra?
- No, me la compraron hace dos semanas para mi cumpleaños, pero como regalo adelantado, yo cumplo en Enero, pero siempre pido mi regalo en Diciembre porque en Enero nadie tiene plata y esta todo cerrado, por lo menos en Mendoza es así.
- Yo toco la batería desde chico, y algún día voy a tocar como John Boham, y vamos a poder armar una banda cover de Led Zeppelin. Tenés 17, ¿no?
-Si, bah, los cumplo dentro de poco. ¿Vos?
-También, o sea, este año cumplo 18. Te llevo 8 meses.


Charla tibia interrumpida por el clásico grito de la madre reina de mesa, ese que dice "¡Chicooos, a comeeeeeeeeerrr!" Bajemos, porque sino se pone insoportable, me dijo Daniel mientras se levantaba del puf rojo en donde se había sentado.
Bajamos las escaleras y saludé uno por uno a todos los que estaban sentados en la mesa, mientras mi tía gritaba "¡Es el hijo de la Vivi! ¿Vieron que grande está?" Todos los adultos me saludaban con una sonrisa, como que si estuvieran orgullosos de mi. Uno por uno, dije: Tío Daniel, papá de primo Daniel (la ORIGINALIDAD no se aprecia mucho en mi familia. Mi papá también se llama Nicolás) era calvo y medio gordo. Apretaba la mano muy fuerte y hablaba bajo. Tenía el tic nervioso de pestañar 2 o 3 veces seguidas cada vez que alguien decía su nombre, o el de su hijo, que para el caso era lo mismo. Seguía mi tía Bety, que no era tan tía. De baja estatura y mucho maquillaje. Voz aguda y finita, que perforaba los oídos como el sintetizador de la canción The Final Countdown de Europe. Su esposo, Raul creo. Sin mucha información. Debe haber sido un tipo aburrido, porque sino me acordaría algo sobre el. Ok, y acá viene la parte interesante: Paula. Paula era la hija de Bety. Bety era hermana de Daniel Padre. Daniel Padre era el esposo de tía Analía, por ende, cuñado (no hermano) de mi mamá. Paula era hermosa, y no era prima mía.
Me gusta tu prima, le dije a Daniel cuando me acompañó al fondo de la casa para mostrarme a dónde quedaba el baño. ¿Qué? Que me gusta tu prima, creo que estoy enamorado. ¡Jaja! ¿Cómo podes haberte enamorado sin siquiera haberla conocido? ¿Qué tiene? Es amor a primera vista. Si, si, dale, anda al baño que tengo hambre.
Terminamos de comer y Daniel le preguntó a Paula ¿Vamos afuera a charlar? Si dale, vamos; le respondió ella. Se levantaron, Daniel me miró y me dijo ¿Venís o qué? Salimos, caminamos 2 cuadras y nos sentamos en un cordón. Daniel sacó de su bolsillo un paquete de Marlboro`s, me ofreció uno y le dije sorprendido "NO FUMO", luego señaló con el paquete abierto a Paula, que delicadamente (Dios, la amaba) sacó uno. Daniel la imitó y sacó del otro bolsillo una cajita de fosforos. Prendió dos al mismo tiempo, encendió su cigarrillo y le pasó los fosforos prendidos a Paula. Ella exhaló el humo con tal placer, que cualquiera podría haberse imaginado que estaba comiendo Oreos Bañadas Blancas en vez de estar fumando un cigarrillo. Nos quedamos ahí los tres, sentados y hablando sobre música. Paula sabía qué era el Album Blanco, y que el punk estaba compuesto (generalmente) de 3 notas tónicas. Tocaba la guitarra...
A ver, cómo explicar esto: Mi ideal de mujer tiene que ser, entre otras cosas, "amante" (siempre odié esa palabra) de la música. De ahí en mas a tocar un instrumento, puede llegar a opacar los otros requisitos. Y ni hablar si canta. Ok: Paula cantaba. Paula era hermosa, fumaba, tocaba la guitarra y cantaba (y no era mi prima) Buenos Aires era increíble.
Daniel y Paula iban juntos a la escuela. Mas que primos parecían hermanos. Vivían a una cuadra de distancia, por lo que se puede decir que se criaron juntos. Era Jueves, y les quedaban un día de escuela. Esa noche Daniel me propuso lo mas Sex Pistols que podría haber hecho el Diciembre de ese año: Había conseguido un uniforme de un compañero (que por alguna razón tenía uno de mas) para mi. La idea era que fuera un alumno de su colegio por un día. Corrección: Por EL ÚLTIMO día de clases, que es totalmente diferentes al resto del ciclo electivo. Además, Daniel egresaba de la secundaria. Mas que claro.
El plan era perfecto, y lo tenía planeado desde hacía bastante tiempo. Su padre se levantaba a las 6:30 de la mañana para irse a la oficina que quedaba bastante lejos. En cuanto a la tía Analía, no sería un problema: A las 7:30 abandonaba la casa para no volver hasta las 13. El horario del colegio era de 8 a 12:30, pero al tratarse de los últimos días, había un horario-tolerancia un poco mas extenso. Eso nos permitía esperar a que se fueran mis tíos para poder levantarme de la cama y poder volver del colegio antes de que llegaran y me descubrieran con el uniforme puesto.
¡Dios, que nervioso estaba esa mañana! Daniel, mientras prendía su primer cigarrillo del día, me contaba que la primera hora iba a ser complicada, porque nos tocaba con la peor profesora de toda la secundaria. Se la hizo llevar a casi todos la vieja culiada, me dijo. Pasamos a buscar a Paula, que salió con una chocolatada Cindor de caja chica sostenida con los dientes mientras cerraba la puerta con llave. Jaja, que gracioso te ves, me dijo; después me dio un rápido beso en la mejilla, y repitió acción con Daniel. Empezamos a caminar y nos reímos pensando en qué hacer en el caso de que nos descubrieran. Optamos, por decisión unánime, que la mejor opción sería CORRER. Como alguna vez Jenny le dijo a Forest, Paula me lo diría a mi desde la ventana del curso que daba a la calle: "¡Corre Nico, corre!"
Entré con la cabeza baja, tratando de no llamar la atención. Iba entre Daniel y Paula. Dani, mejor me vuelvo al carajo. No, dale, no seas cagón, ya estas adentro no pasa nada; me dijo agarrando mi brazo. Fuimos directo al curso. Llegábamos después del himno, por lo que el curso ya estaba completo. No habían profesores, solo alumnos, así que Daniel (con una habilidad sorprendente para hablar a multitudes) captó la atención de todos y a modo de vendedor ambulante de colectivo, dijo: "Buenos días estimados compañeros, estimadas compañeras... Si ustedes pensaban que se iban a tener que tragar el último día de secundaria aguantando y hablando con los mismos pelotudos que hace 5 años conocen... ¡entonces les traigo la solución! He aquí, el grosso... el maestro... el único... ¡NICOLÁS BARRIAGA! ¡Directamente traído de Mendoza! ¡Con la ya reconocida sangre que nos caracteriza a todos los Barriagas! Enjoy...!" Mientras todos se reían (porque el no era Barriaga) Daniel aprovechó y de un empujón me largó cual medio kilo de entraña asada a los barrabravas de Boca.
De manera inmediata, todos se me acercaron. Me puse colorado, y el corazón me latía de un modo espantoso. Pero esa sensación con los años iba desapareciendo (¡jamás del todo!) y esta vez no duró mucho. Preguntas que se tapaban con otras, las tape yo con un grito: "¡Buenos días compañeros! Dejenme presentarme, mi nombre es Nicolás Barriaga, me gusta mucho la música y los Simpsons. Vengo de Mendoza Capital, y me pareció injusto que yo empezara las vacaciones una semana antes que ustedes, así que con un poco de empatía resolví acompañarlos en esta breve actividad escolar..." Sonreí, no reí, aunque todos empezaran a hacerlo.
En todo ese despliegue de festejos-a-Nico (admito, era la primera vez que convocaba la risa de tanta gente) entró una señora de, aproximadamente, un metro y medio; con lentes oscuros y los ceños fruncidos. Daba miedo. Todos se callaron y uno de los chicos me tiró hacia un banco que daba a la pared. Acto seguido, se sentó al lado mío. Había perdido de vista a mi primo y a mi potencial novia. Mi compañero de banco me dijo en voz baja "quedate en el molde". El de atrás me pedía que levantara la mano para ir al baño."No jodas Echebú, que la vieja se va a dar cuenta". Los de atrás se reían, mi compañero no. Yo menos que menos.
Bueno chicos, esta es mi última clase con ustedes, y quisiera saber que opinan sobre lo que vivimos a lo largo del año, dijo la profesora con una voz irritable. Que es una vieja de mierda, dijo mi compañero en voz baja. Yo me reí lo mas despacio que pude. Quiero que antes del recreo me anoten en un papel lo que piensan, siendo sinceros. Debajo del mismo me escriben nombre y apellido, ¿entendido? En el segundo modulo los voy a leer en voz alta para compartir opiniones. Me llamo Martín, vos sos Nicolás, ¿no? Me preguntó en voz baja. Si, sos amigo de Daniel. No, Daniel es amigo mío. Me volví a reír. El que tenes puesto es mi uniforme. Gracias entonces. Luego la señora se puso a hablar de que en la Facultad no la íbamos a pasar tan bien como la veníamos pasando hasta el momento, y que nos esperaba lo peor. Realmente una pesada. Habló, habló y habló, hasta que nos dijo que era momento de reflexionar sobre el papel. Este fue el comienzo de mi popularidad en el barrio. Corté un pedazo de papel, y escribí las sabias palabras de mi compañero de banco Martín: "QUERIDA SEÑORITA, YO PIENSO QUE USTED ES UNA VIEJA DE MIERDA. ATTE: EL INTRUSO" Le di mi papel doblado a la compañera que se encargó de recolectarlos y listo, ya lo había hecho. No había vuelta atrás. A simple vista las hojas de Rivadavia dobladas a la mitad parecían todas iguales, pero la mía era diferente. Estaba asustado. Timbre: ¡Recreo!
La profesora fue la primera en salir, por lo que nos dio la oportunidad de quedarnos todos en el curso. Mejor dicho, les dio la oportunidad a "mis" compañeros para arrimarse a hablar conmigo, con "el nuevo". Las chicas eran, en promedio, bastantes lindas. Aproveché para hablar con todas ellas. Supuse que Paula me miraba, y eso me terminó de dar valentía para lo que pensaba hacer luego del recreo. Cuando sonó el timbre, me paré en un banco y dije en voz alta: "Amigos, para que vean que soy un buen compañero, en los próximos diez minutos me voy a encargar de hacer justicia por todos ustedes" Nadie entendió, y creo que escuché un que otro "Que nabo" "Que gil" que venían de la mesa de adelante de la primera fila. Me dio vergüenza y me bajé justo cuando llegaba la profesora. Bueno alumnos, vamos a leer lo que escribieron. "Muy bien dada la materia, profe - Ana María Brastó" "Media dificil en el año, que no lo sea así en Diciembre profe. Yo a usted la quiero una banda - Gonzalo Echebú" Todos se rieron. Cada vez me ponía mas nervioso, necesitaba que llegara el mío. Para pasar el rato y los nervios, agarré una hoja a rallas y empecé a recortarla con la mano en pequeños pedacitos. "A mi la química no me copa tanto, pero que se yo - Gabriela Santos" "Ayude en Diciembre profe, usted a mi me quiere - Gastón Romera" y así siguió hasta que llegó el mío (pretendo volver a escribirlo) Ese que decía "QUERIDA SEÑORITA, YO PIENSO QUE USTED ES UNA VIEJA DE MIERDA. ATTE: EL INTRUSO" Risa multitudinal. Entre esas, la mía. Cuando levanto la vista para ver la reacción de la profesora, escucho el primer grito (que no calmó todas las risas) "¿!¿QUIÉN HA SIDO EL INSOLENTE?!?! ¡¡¡SILENCIO!!!" Furiosa daba bastante mas miedo que seria. Se sacó los anteojos oscuros solamente para revelar esa maligna mirada. Segundo grito (y este si llegó a calmar la risa en su totalidad) "¡¡¡RESPONDANME QUIÉN HA SIDO EL INSOLENTE, QUE DE ACÁ NO SALE NADIE SI NO HAY CULPABLE!!!" Los de la primer fila ya me estaban mirando. Me quedaba poco tiempo, así que agarré el puñado de papel que yo mismo había picado por los nervios, y fui caminando hacia la profesora. Silencio en la sala. Me paré en frente de ella, mirandola desde arriba claro, y me gritó en la cara "¡¿Y USTED QUIÉN CARAJO ES?!" Miré por última vez al curso, volví mi mirada hacia ella. Silencio. Cuando estaba a punto de gritarme de nuevo, agarré mi puñado de papel y lo arrojé hacia arriba, después grité: "¡YO SOY EL INTRUSO, VIEJA!" La señora, asustada, empezó a gritar. Salí corriendo esquivando al preceptor que no entendía que sucedía. Escuché el coro, que eran las risas. Corrí sin parar. Crucé por la plaza, di vuelta en la iglesia y seguí derecho hasta llegar al kiosco. Por acá era. Ahí esta, por acá pasamos esta mañana. Corrí hasta pasar por la bicicletería que ahora estaba abierta. Llegué en unos 10 minutos a la casa de mi tía, solo para darme cuenta que no tenía llave. Me senté en el cordón y esperé durante 3 horas reloj.
Pensé que me había zarpado, no tenía que haberlo hecho. ¿Y si descubrían que yo era primo de Daniel? Se la iban a agarrar con el. Dios. Que estupidez lo que hice. Pero por otro lado, ese acto de rebeldía innecesaria cambiaría por completo mi forma de ser de ahí en adelante. No digo que me hice punk, sino que esa mañana me comparé con el "Nico de 15 años" y saqué la conclusión de que ese Nico había quedado atrás. El de ahora era mas espontáneo, mas dado, mas suelto, mas impulsivo. El de ahora era un idiota, sin duda alguna; pero un idiota que caía bien.
"¡TE ZARPASTE!" me despertó el grito de Daniel. Me había quedado dormido en el cordón con la cabeza apoyada sobre mis brazos, que a su vez, se apoyaban sobre mis rodillas. Levanté la cabeza, lo miré y esperé que me dijera algo. "¡LO QUE NOS REÍMOS CHABÓN! ¡TE ZARPASTE!" Huuuffffff, que tranquilizador fue escuchar decir eso. ¿Pero no hubo bardo? Mirá si el director se da cuenta que soy tu primo. ¿Qué tiene gil? -me preguntó. ¡Hoy fue el último día de la escuela, y yo a esa materia no me la llevo. No pienso ver nunca mas a la vieja Contreras. Además el director no la banca, así que ni le da bola en los reclamos. Me tranquilicé mas aún. "Te zarpaste, pero admito que fue muy gracioso." Di vuelta la cabeza, era Paula con un cigarrillo en la mano. Me miraba con una sonrisa. Por Dios, que linda era. ¿Me convidas? le pregunté estirando la mano hacia ella. ¿Seguro? me respondió preguntando. Apoyé la colilla mojada sobre mis labios, sin soltarlo con la mano. Cerré la boca dejando al objeto cilíndrico apretado entre labio inferior y labio superior. Aspiré. Aspiré todo lo que pude. Sentí que mi pecho iba a reventar, y sin saber en qué momento (cuestiones de milésimas) me vi obligado a expulsar el aire por el mismo lugar por donde entró. El cigarrillo cayó torpemente en mis pantalones (o los pantalones del amigo de mi primo) mientras yo tosía. Los ojos me lloraban mientra escuchaba como reía Daniel. Ay! de mi. Me quemaba, los ojos me lloraban y el pulmón me explotaba. Paula comenzó a darme unas palmadas en la espalda. El cigarrillo lo sacudió con un ágil movimiento de muñeca. Pasaron dos minutos y la mano seguía acariciandome la espalda. Ya esta bien, le traté de decir, pero la voz me salía entre cortada, como si tuviera eso que le dicen "nudo en la garganta", previo al llanto. Pero esto era diferente. Ya, ya esta bien Paula, pude decirle. Levanté la cabeza para verla. La tenía muy cerca. Nos miramos a los ojos, hasta que ella se rió (sospeché que fue una maniobra evasiva para escapar de la situación) y dijo "No tenes que aspirar tan fuerte la primera vez, bobo." Hey, tórtolos, entremos a casa que tengo calor. ¡Daniel saboteando!
Esta noche esta la fiesta de egresados, vos vas a ir con mis viejos y mis tíos y te vas a sentar con ellos. Te comes el garrón, pero después la vas a pasar muy bien, ya te ganaste el respeto de casi todo el curso, me dijo Daniel después de almorzar. Esa tarde lo acompañé a ver camisas. Pasamos por la casa del Echebú, que ahí están los vagos y vamos, ¿si? Si, le dije. Me senté en el cordón mientras mi primo tocaba el timbre. Salieron gritando 3 chicos. "¡Noooo! ¡Mira a quien trajiste!" Me levanté y con una sonrisa les tendí la mano.
-Buenas... yo soy Gonza.
-Pero le decimos Echebú. El es Gastón y yo Martín, ya nos presentamos esta mañana.
-Mucho gusto- Les di la mano a todos.
-Lo que hiciste hoy, pasó a la historia chabón- dijo Echebú.
-Te zarpaste, de una. ¿De dónde eras? - Preguntó Gastón.
-De Mendoza.
-No, pero muy bueno lo de hoy. Esta noche festejamos tu acto justiciero con muchos tragos.

Nos sentamos un rato y todos prendieron un cigarrillo. Martín me pasó la caja para que sacara uno y Daniel dijo "No, ni le des, al mediodía casi se me muere" Contradiciendo lo que mi primo acababa de decir, saqué uno. Lo prendí y esta vez aspiré un poco menos. Tosí un poco, pero hice un esfuerzo para seguir aspirando. La quinta pitada ya era bastante mas placentera que la primera. Terminamos nuestros respectivos cigarrillos y fuimos a tomarnos el colectivo que nos iba a llevar a la tienda de ropa. Una vez ahí, compraríamos la camisa de Daniel, tomaríamos una cerveza en un kiosco que quedaba frente a una plaza y nos volveríamos a "nuestras" respectivas casas a bañarnos y cambiarnos. Entre todas esas actividades, yo hablaría mucho con Martín, un chico alto, de ojos verdes y pelo negro. Tal vez el mas maduro de los cuatro, y por lo que pude ver, líder natural del grupete junto a mi primo (porque a esa edad siempre hay uno o dos líderes, quieran o no) En cuanto a Echebú, me daría la impresión de ser el bufón del grupo, el que siempre decía chistes (malos en su mayoría) y hacía reír a los demás. Ya en su aspecto se le notaba que era del tipo cómico. Un metro sesenta, pelo negro y ojos marrones. Cara de viejo. En cuanto a Gastón, no me relacionaría mucho, por lo menos en esa tarde, sino recién un año después. Pero ese sería mi quinto viaje a Buenos Aires, y ya sería otra historia. Sigamos con esta:
Sentado en la mesa con mis tíos y con los padres de Paula me sentía no muy bien. Decir ABURRIDO sería poco. Así que no pienso escribir sobre ello. Tampoco escribiré sobre cuando vi a Paula entrar en el salón después de ser nombrada. Además no me quiero poner cursi, ni recurrir a clichés tales como "parecía que caminaba en cámara lenta" o "el vestido estaba hecho para ella, y ella para el vestido" o, el peor de todos, "era la mas bella de la noche". Así que saltaremos toda la parte previa y el durante de la cena (comí un horrible pollo relleno que parecía lo hubiese hecho mi hermana con lo que había en la heladera)
He, Justiciero, vamos afuera a pedirnos un fernet, me dijo Echebú que fue el primero en levantarse de la mesa donde todos los egresados habían cenado. Ella es Tatiana, ella Gabriela y ella María. Son amigas nuestras y de Paula, me comentó cuando estábamos en la barra. Las saludé a todas, y me dijeron que lo que había hecho ese día en la mañana había sido genial. Esto se repitió toda la noche, y para los 30 chicos que egresaban esa noche, yo no era Nico, tampoco Barriaga ni mucho menos "El primo de Daniel". Esa noche me llamaba "Justiciero". Un nombre poco humilde, bastante heroico, y ahora que lo pienso, un poco ridículo. Me puse a hablar con una chica que se llamaba María (pero no la amiga de mis amigos, esta era otra María) y noté que Paula me miraba mientras simulaba escuchar a sus amigas. Sentí que tenía que ir a hablarle, le pedí disculpas a esta tal María y fui caminando hacia donde estaba la bellísima y perfecta y única de Paula. ¿Vamos un rato afuera? le pregunté. Me agarró de la mano y me llevó para la puerta. Nos sentamos en el cordón y se prendió un cigarrillo. Le dio cuatro pitadas y me lo pasó. Esta vez no tosí. De hecho, esta vez lo disfruté.
-¿Qué hablabas con la Brastó?
-¿Con quién?
-Con la tarada de María Brastó.
-Ha, nada. Qué se yo.
-Es una tarada. No se que hacías hablando con ella.
-Estas celosa.
-¡¿Qué?!
-Que estas celosa. Fácil.
-Bueno, tampoco te hagas la gran idea solo porque le gritaste a una profesora y ahora fumas.
-Estas ofendida.
-Pffff...
-Si estas ofendida, es porque tengo razón: Estas celosa.
-¿Para eso querías venir afuera? ¿Para hablar estupideces? ¿Por qué estaría celosa yo? A ver, decime.

La miré, me reí, di una pitada mas al cigarillo (esta vez mas larga) y le di un beso. Un beso que habrá durado no se, mucho. El resto de la noche nos quedamos los dos abrazados y sentados en el cordón. Si no fue ese el día que mas tiempo pasé sentado en cordones de vereda, pasa raspando.

Pasé el resto de los días (que eran pocos) con Paula. A veces estabamos con Danie, Martín Echebú y Gastón, pero la mayoría del tiempo solos. Echebú me decía que era un "trifón" entre otros términos que aprendí en ese viaje.
Seguí relacionandome con todos por chat. Y como ya dije, ese año volví a ir por lo menos unas 6 veces a Buenos Aires , y seguí estando con Paula hasta mi 5to regreso. El 6to fue un fiasco. Luego de eso, no volví a ir hasta un año y medio después. A Paula la vi hace 3 meses. Iba caminando sola con su guitarra y un cigarrillo en la mano.

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